Incendios forestales

Durante el verano, estación especialmente seca pues no llueve durante meses, los bosques están  llenos de vegetación seca, pudiéndose producir incendios con mucha facilidad. La mayoría de los incendios terminan causando daños irreparables en la fauna y flora. Además de provocar esta pérdida de biodiversidad, los incendios forestales aceleran el calentamiento global derivado del cambio climático.

Aunque siempre se han producido incendios en la naturaleza, principalmente en la época estival, el cambio climático es causa y consecuencia del aumento de los incendios forestales. El aumento de las temperaturas es uno de los principales factores de riesgo en la generación de incendios forestales, junto a la humedad del suelo o la presencia de árboles y arbustos. El aumento de la temperatura debida al cambio climático hace que la materia orgánica se seque con más facilidad, aumentando así el potencial de propagación de los incendios forestales.

Muchos incendios forestales se originan por causas naturales, como en el caso de los incendios producidos por rayos de una tormenta. En estos casos la propia naturaleza se encarga de extinguirlos sin producir excesivos daños. Sin embargo, la mayoría de los incendios forestales se producen por la actividad humana, bien de forma accidental o intencionada.

Aunque no exista una intención expresa de causar un incendio, diversas actividades humanas facilitan la generación de incendios forestales: colillas de cigarrillos, fogatas o barbacoas, quema incontrolada de rastrojos,  abandono de objetos de vidrio, que es un elemento refractario y puede provocar un incendio, son prácticas que ponen en peligro la naturaleza circundante al incrementar el riesgo de incendio.

Finalmente decir que el éxodo rural masivo que se ha vivido desde mediados del siglo XX es otra de las principales causas de los devastadores incendios que asolan España. El abandono de la actividad rural ha conllevado que los campos hayan sido colonizados por unos bosques que han crecido sin control ni mantenimiento y sobre los que, en muchos casos, no se puede actuar porque están en áreas protegidas, como los parques nacionales o naturales. Los bosques son más densos y extensos que nunca desde el Neolítico en España por efecto de la despoblación favoreciendo la acumulación de grandes masas vegetales que, favorecidas por el incremento de la temperatura, tienden a arder de forma descontrolada y virulenta. Por lo tanto, habría que plantearse la forma de incentivar y promover un aumento de la actividad económica de las zonas rurales, lo que ayudaría a proteger a los bosques de ser quemados.

Principales efectos de los incendios forestales.

  • Los incendios forestales acaban con la vida silvestre y la vegetación, pudiendo provocar incluso la extinción de especies que viven en lugares proclives a los incendios forestales.
  • Favorecen la desertización del territorio, lo que incrementa los efectos locales del cambio climático.
  • Provocan la degradación del suelo y las zonas libres de vegetación producidas por estos incendios son más proclives a la erosión.
  • Pueden producir cambios en el ciclo hidrológico dentro de la cuenca hidrográfica. La pérdida de vegetación, disminución de la materia orgánica y los cambios en las propiedades del suelo ocasionando una disminución en las tasas de infiltración, disponibilidad de agua y aumento de escurrimiento.
  • Los árboles ayudan a producir oxígeno, afectando su pérdida a esta función.
  • Se produce contaminación del aire debido a las grandes cantidades de humo que se libera a la atmósfera. La ceniza y el humo pueden causar serios problemas de salud a las personas que padecen alergias y otros problemas médicos.
  • Pérdida de ingresos para los trabajadores agrícolas cuyos cultivos y animales fueron destruidos por el incendio forestal.

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