Este jueves, durante la reunión sectorial de Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social, Ana Francés, secretaria de Salud, Sociosanitario y Dependencia y Frederic Monell, secretario de Organización de UGT Servicios Públicos, han mostrado junto al resto de compañeros su solidaridad con los dirigentes y miembros del SES, sindicato turco cuyos derechos han sido atacados.
Los dirigentes y miembros del SES, el Sindicato de Trabajadores de la Salud y los Servicios Sociales de Turquía, están siendo juzgados desde hace más de dos años.
¿Qué ha ocurrido?
En mayo de 2021, la policía organizó una redada al amanecer contra el Sindicato SES. Entonces, un pesado tribunal penal arrestó a nuestros compañeros del sindicato, incluidas la actual y la anterior copresidenta, la Sra. Selma Atabey y la Sra. Gonul Erden, respectivamente. La acusación oficial era terrorismo, pero la verdadera razón de esta persecución eran sus actividades sindicales.
Gonul Erden, la antigua presidenta, fue enviada a prisión el 21 de septiembre de 2021. Fue puesta en libertad en la vista, a la que asistió Jan Willem Goudriaan, secretario general de la FSESP, el 13 de marzo de 2023.
Selma Atabey (presidenta del sindicato en ese momento, ahora secretaria mujer) fue detenida el 5 de julio de 2022, y fue puesta en libertad tras una audiencia casi un año después, el 6 de junio de 2023. Françoise Geng, vicepresidenta de la FSESP, estuvo allí para recibirla frente a la prisión.
Junto con las ejecutivas de la FSESP, estuvo presente en las audiencias una delegación internacional de sindicalistas de muchas afiliadas a la FSESP. Una vez más, vimos que la solidaridad internacional da sus frutos.
Situación actual
Aunque ningún sindicalista permanece en prisión, algunos de nuestros compañeros siguen bajo arresto domiciliario. Los cargos también siguen en pie. Los miembros y directivos del SES están bajo amenaza constante de detención.
La próxima vista se celebrará el 2 de octubre de 2023.
¿Qué hacer?
Pedimos a las autoridades jurídicas que retiren todos los cargos.
Alcemos juntos nuestras voces y digamos: «El sindicalismo no es un delito».