UGT y CCOO denuncian que, a 11 días laborales de la celebración de las elecciones en Cataluña, con un aumento del voto por correo del 82%, Correos todavía no ha remitido la tarjeta del censo a las decenas de miles de votantes, ni distribuido la propaganda electoral de los partidos como consecuencia de la insuficiente plantilla y de las directrices erráticas del presidente de la compañía, Juan Manuel Serrano, que ha antepuesto el reparto de la paquetería de negocio a la participación democrática de la ciudadanía.
Para CCOO y UGT, Correos ha cumplido histórica y satisfactoriamente la misión encomendada de garantizar el voto por correo y el normal desarrollo de los procesos electorales de nuestro país gracias a unos/as profesionales postales que han cumplido con su misión rigurosa y eficazmente, profesionales en los que ambos sindicatos confían plenamente.
Por eso denuncian que la imprevisión y el caos con las que el señor Serrano ha impregnado la gestión de Correos están perturbando seriamente lo que siempre ha sido un servicio público ejemplar. Es por ello que CCOO y UGT estaremos vigilantes para intentar evitar, en lo posible, que las directrices erráticas del presidente de la compañía pública distorsionen lo que debe de ser un ejercicio de normalidad democrática.
Las decisiones del presidente de Correos, anteponiendo el negocio a las garantías de derechos democráticos de la ciudadanía, vuelven a llevar a Correos al caos vivido en las Elecciones Autonómicas de Euskadi y Galicia del verano pasado, donde la búsqueda in extremis de voluntarios/as para cumplir con los plazos de la campaña por su falta de planificación y dotación de plantilla y las pésimas medidas de prevención para la salud invadieron las calles de largas “colas” de ciudadanos/as en las oficinas y crearon importantes retrasos, tanto en la distribución como en la Atención al Cliente en oficinas.
CCOO y UGT han remitido una carta al presidente de Correos para que active un plan de urgencia que garantice la participación de los ciudadanos/as sin merma alguna y que no dañe la imagen del correo público como garante de los derechos democráticos de los ciudadanos/as.
La gestión de las elecciones catalanas por parte del presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, que ha asumido en persona la dirección del proceso, no difiere de su modo de gestionar la empresa: improvisación, publicidad y propaganda, caos en la gestión y descontento laboral.
A 11 días laborables de la celebración de las elecciones en Cataluña, CCOO y UGT denuncian que el personalismo e impericia del presidente ha provocado que, a fecha de hoy, todavía no hayan llegado las tarjetas del censo INE a decenas de miles de votantes (algo inaudito en una campaña electoral en que habitualmente se distribuía la tarjeta del censo en los domicilios de los ciudadanos/as con derecho a voto, con una antelación de veinte o treinta días al día de votación, como ha ocurrido en todos los procesos anteriores).
A fecha de hoy tampoco se ha comenzado a distribuir la propaganda electoral de los partidos políticos a los ciudadanos/as y ni llegado la propaganda a los centros de reparto, en un contexto de campaña con un incremento del 82% del voto por correo en relación a los anteriores comicios, que se incrementará considerablemente a medida que se acerque la fecha de votación. Con esta falta de previsión y organización y la insuficiencia de plantilla, a juicio de CCOO y UGT, se va a producir una importante sobrecarga de trabajo y saturación que nos hace cuestionar el normal desarrollo del proceso.
No es la primera vez que el presidente de Correos hace alarde de su impericia en un asunto tan delicado como la gestión del voto por correo. En las elecciones de Euskadi y Galicia del pasado 12 julio, el caos organizativo fue descomunal: instrucciones impuestas sin ningún tipo de negociación a las Organizaciones Sindicales, falta de previsión en la contratación lo que produjo acumulación de propaganda electoral, largas colas en las oficinas para la imposición del voto.
Ambos sindicatos ya criticaron en las anteriores elecciones autonómicas de País Vasco y Galicia la “ocurrencia” personal del presidente de abrir la posibilidad de la recogida del voto por correo durante el reparto sin contar con las enormes dificultades y riesgo que conllevaba para la cadena de contagios por COVID, tanto de trabajadores/as como de ciudadanos/as, además de que abría espacios a la posible manipulación del voto por correo. Y, en esta ocasión, debido a la situación sanitaria, la empresa vuelve a imponer la medida sin analizar las repercusiones que conlleva, entre otras cosas, por la falta de plantilla en los centros.
UGT y CCOO denuncian que Serrano ha priorizado la paquetería de negocio, lo que está frenando la distribución de la correspondencia electoral y poniendo en riesgo el proceso. Además, en plena tercera ola, tampoco se han incrementado las medidas preventivas para realizar la campaña con seguridad para trabajadores/as y ciudadanos/as.
Serrano, ahogado en su propio caos y de forma precipitada, en una campaña mediática para su autobombo personal, ha anunciado a bombo y platillo 900 contratos en Cataluña para la campaña electoral con el fin de tapar los graves errores de sus decisiones. CCOO y UGT denuncian el fracaso más absoluto de esta medida, por la insuficiencia del refuerzo, y porque los candidatos/as posibles están rechazando los contratos basura que se le están ofreciendo, (en algunos casos de menos de 15 días), la ausencia de preparación y formación de los mismos y por la no inclusión de los fines de semana en dichos contratos para evitar la cotización a la seguridad social, algo vergonzoso en una empresa pública.
CCOO y UGT creen que estas actuaciones, impulsadas por el presidente de la compañía, dañan de forma importante la imagen de un correo público, hasta hoy muy prestigiado ante los ciudadanos/as, una imagen que está siendo salvada con el esfuerzo y eficiencia de los y las profesionales de Correos. Finalmente, ambos sindicatos han exigido en carta remitida al presidente de la compañía pública un plan urgente para abordar la campaña electoral con las garantías sanitarias y democráticas que Cataluña se merece.