Los sindicatos profesionales de Bomberos Forestales y Agentes Medioambientales de UGT y CCOO han convocado una gran manifestación el próximo 24 de septiembre en Valladolid. El objetivo es reclamar mejores condiciones laborales, estabilidad en el empleo y una gestión pública eficaz en la prevención y extinción de incendios forestales.
En su comparecencia en rueda de prensa los sindicatos han recordado que este verano ha dejado no solo tragedias humanas entre los profesionales que arriesgan su vida, sino también miles de pérdidas materiales: viviendas principales y secundarias, explotaciones ganaderas y agrarias y, en definitiva, modos de vida en el medio rural. “No hablamos solo de árboles y hectáreas, hablamos de hogares, de economías familiares y de un modo de vida que está desapareciendo”, señalaron.
España ha vivido el peor año del siglo XXI en incendios forestales, con cerca de 400.000 hectáreas arrasadas, una cifra que solo encuentra precedentes en 1994. Los incendios de interfaz urbano-forestal, con evacuaciones y confinamientos masivos, se han convertido en una realidad cada vez más habitual. Los sindicatos insisten en que la falta de inversión, la mala gestión y la precariedad no afectan únicamente al colectivo, sino al conjunto de la sociedad.
Javier García, responsable federal del Sindicato Profesional de Bomberos Forestales de UGT Servicios Públicos, lanzó un mensaje contundente: “Los incendios matan, la precariedad mata y la falta de inversión mata. Este verano hemos vuelto a comprobarlo con tragedias humanas y con un daño irreparable al medio natural y al mundo rural”.
García insistió en que la solución pasa por reforzar los dispositivos públicos y poner fin a la fragmentación y la precariedad: “No podemos seguir dependiendo de empresas privadas que no cubren plazas ni garantizan estabilidad. Necesitamos un modelo basado en lo público, con plantillas suficientes, preparadas y reconocidas”.
Asimismo, subrayó que el futuro del sector no se limita a la extinción: “Los bomberos forestales tenemos que estar presentes todo el año, con estabilidad, desarrollando planes de prevención, educación ambiental y apoyo en emergencias en el medio rural. Somos un recurso imprescindible para el país y no podemos seguir siendo tratados como mano de obra temporal”.
“La solución es clara: necesitamos un dispositivo público fuerte, estable y profesionalizado, con bomberos forestales bien formados, equipados y remunerados, capaces de trabajar no solo en la extinción, sino también en la prevención y en la atención a contingencias en el medio natural. No se trata de un gasto, sino de una inversión en seguridad, en futuro y en justicia social. Y eso solo se consigue con voluntad política y compromiso real con el servicio público”, concluyó.
Por su parte, Juan Manuel Antón, portavoz del Sindicato Profesional de Agentes Forestales y Medioambientales de UGT, recordó que España cuenta con la estadística de incendios más longeva del planeta, con datos de los últimos 60 años, y que solo en cinco ocasiones se han superado las 400.000 hectáreas quemadas. “Algo estamos haciendo mal, pero también tenemos margen de mejora. España está siendo observada desde Europa y lo que no ordenemos nosotros lo acabará ordenando la naturaleza, como ha ocurrido este año”, advirtió.
Antón denunció que Castilla y León es un “modelo muy malo de gestión”, con hasta 35 empresas contratando retenes, brigadas y bomberos forestales, y reclamó apostar por un sistema público frente al negocio privado. Asimismo, recordó que el colectivo de agentes forestales ha pasado de 10.000 efectivos hace unas décadas a apenas 6.000 en la actualidad. “Si no se apuesta por la vigilancia ambiental que ejercemos, como policía administrativa y judicial, no se está apostando por la naturaleza. Nuestra labor es esencial en la custodia del medio, la investigación de incendios y la persecución de delitos ambientales”, subrayó.
El portavoz cerró su intervención con un llamamiento tanto a la ciudadanía como a la clase política: “Más del 90% de los incendios los provoca la mano del hombre y tenemos herramientas para prevenirlos. Pero necesitamos leyes de bomberos y agentes forestales que se desarrollen ya, sin más excusas. Si no se hacen los deberes ahora, ¿cuándo se harán? ¿cuando no quede naturaleza?”.