El Sector de Enseñanza de UGT denuncia la carga burocrática que soportan los docentes y que ha ido incrementándose como consecuencia de los sucesivos cambios legislativos, lo que repercute sustancialmente en su trabajo diario al tener que hacer frente a numerosos documentos tanto de gestión como pedagógicos.
El nuevo modelo educativo por competencias y más individualizado que propone la LOMLOE también exigirá del profesorado una mayor dedicación a estas tareas, por lo que el docente tiene menos tiempo para preparar sus clases; adaptar las programaciones didácticas al contexto, a la atención a la diversidad y al proceso de aprendizaje, y a una atención más personalizada del alumnado; para hacer una evaluación continua real, o para la creación y desarrollo de nuevos proyectos.
Los docentes saben muy bien lo que supone la burocratización de su trabajo dentro y fuera del aula: programaciones anuales y programaciones de unidades didácticas, proyectos y adaptaciones curriculares, informes estandarizados para cada alumno, informes del grupo-clase, planes de convivencia, actas y más actas de las reuniones de ciclo, de los encuentros con familias, memorias de evaluación, reuniones de orientación educativa, memoria de fin de curso…
En este contexto creciente de burocratización, el malestar entre el profesorado es generalizado por cuanto se está desprofesionalizando su labor. Se prima la burocracia frente a la pedagogía, y el control de resultados frente a la autonomía pedagógica. Se está imponiendo una dinámica de recopilación de datos de todo tipo sin una finalidad educativa concreta.
Esta realidad se ha visto incrementada a raíz del cierre de los centros como consecuencia del impacto del covid. La realidad es que muchas de las medidas implantadas como soluciones de emergencia han venido para quedarse, incrementando una ya de por sí sobrecargada labor docente. Todo ello ha puesto de manifiesto la necesidad del profesorado de renovar periódicamente sus competencias para poder afrontar la innovación de la práctica docente y la adaptación a las rápidas transformaciones que estamos sufriendo en este siglo XXI.
La realidad vivida durante la pandemia, las exigencias y retos que supone la implantación del nuevo modelo educativo que propone la LOMLOE y la experiencia del profesorado exigen replantear de forma seria la organización de los centros educativos y la jornada laboral de los docentes para poder llevar a cabo de forma efectiva y eficiente su labor.
Al tiempo, los informes internacionales señalan que los docentes españoles soportan un porcentaje de horas lectivas superior a la media tanto de la OCDE como de la UE23, porcentaje que en el caso de Educación Primaria es superior a 10 puntos porcentuales. Asimismo, reflejan el fuerte impacto que el covid ha supuesto en los entornos educativos, especialmente la falta de flexibilidad de las plantillas tras los recortes generados por la crisis de 2008. La pandemia impactó en los claustros en un momento de sobrecarga de trabajo y agotamiento, sin que las medidas de refuerzo se hayan implementado de la misma manera que ha sucedido en otros sectores.
Por todo ello, el Sector de Enseñanza de UGT reivindica una escuela menos burocratizada, con más tiempo para la docencia, la innovación y la investigación. Por eso, consideramos imprescindible dotar de la financiación suficiente al sector educativo para poder realizar su labor en las mejores condiciones posibles, unificar la legislación que ordena la vida de los centros o simplificar y concretar los documentos, tanto los institucionales como los de carácter pedagógico, con el fin de evitar duplicidades innecesarias.
Además de dotar a todos los centros del personal administrativo y de servicios suficiente para la realización de las tareas no docentes, UGT reclama que se proporcionen medios tecnológicos adecuados que simplifiquen y agilicen los documentos y las tareas de docentes y no docentes, así como una plataforma ágil y sencilla que permita el acceso a los programas y herramientas necesarios para la docencia y la gestión de los centros, facilitando la comunicación entre Administración, centros, docentes y familias.
Es urgente, asimismo, una profunda revisión del sentido y el papel de las asesorías de formación y de la inspección educativa, para que sean realmente acompañantes y colaboradores en las necesidades de formación y apoyo de los centros, así como ofrecer formación pedagógica y de gestión en horario escolar, favorecer la innovación y los intercambios de experiencias, y adecuar tanto los horarios de los cargos directivos al número de grupos -con el fin de garantizar una mejor gestión- como actualizar la jornada laboral del profesorado a la nueva realidad: teletrabajo, aulas virtuales, docencia online, etc.Y, sobre todo, es necesario aumentar las plantillas docentes y reducir las ratios y las horas lectivas para poder llevar a cabo una mejor atención individualizada del alumnado, desarrollar el aprendizaje competencial que promueve la LOMLOE y generar proyectos educativos innovadores en nuestros centros educativos públicos.