TRAS REGALAR EL EDIFICIO EN BARCELONA SERRANO CONTINÚA
DESGUAZANDO EN VALENCIA, ALICANTE Y CASTELLÓN LA INFRAESTRUCTURA
DEL SERVICIO POSTAL PÚBLICO
SERRANO CONSTRUYE SU CARRERA
POLÍTICO-PERSONAL REGALANDO Y
VENDIENDO EL PATRIMONIO DE
CORREOS
¿ESE ES ORGULLO DE LO NUESTRO,
O ES ORGULLO DE LO SUYO SEÑOR SERRANO?
Hace unos días, el 7 de octubre, ya denunciábamos que el presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, había regalado, a cambio de nada, el edificio histórico de la sede de Correos en Barcelona. Solo unos días después, la prensa se hace eco de que “Correos confirma su voluntad de ceder al Consell el edificio de la plaza del Ayuntamiento en Valencia”. Por idéntica vía, se afirma que “El Consell también está interesado en los edificios de las ciudades de Castelló y Elx”. Un día después, el Ayuntamiento de Valencia y algún grupo político se interesaban sobre este asunto, reclamando el uso municipal de este “edificio emblemático” valorado en
“varios cientos de millones de euros”. Para CCOO y UGT estas noticias se resumen en una:
SERRANO ESTÁ REGALANDO Y DILAPIDANDO EL PATRIMONIO INMOBILIARIO DE CORREOS, CUYA VALORACIÓN A PRECIO DE MERCADO OSCILA ENTRE 3.000 Y 5.000 MILLONES DE EUROS
Confirmado: o SERRANO presenta un serio trastorno de identidad disociativo, o su nivel de cinismo y cara dura supera los límites hasta ahora conocidos en Correos. Ninguna de las opciones, o la combinación de ambas, es descartable. El mismo personaje que, manipulando el sentir “postalón” de la plantilla, dilapida decenas de millones en una campaña megalómana presentada con el cínico lema de “ORGULLO DE LO NUESTRO” cuando lo que realmente quiere decir es “ORGULLO DE LO MÍO”, lleva meses fusilando profesionales “postalones” que molestan, en una caza de brujas sin precedentes en Correos y, en su desenfrenada deriva personalista y “autocrática”, se ha puesto a regalar el patrimonio histórico de Correos buscando hacer amistades políticas por doquier y un reconocimiento personal que le abra las puertas giratorias del “día después”.
Y, como era de esperar, las administraciones autonómicas y locales no han tardado en abalanzarse sobre esos “antiguos edificios singulares de Correos”, aunque todavía no sepan si servirán para museos, centros tecnológicos, oficinas turísticas o parques temáticos (dependerá de la creatividad del agraciado o en función del interés político o partidario en cada caso). Este “CHOLLO” fue descubierto nada más llegar por este advenedizo aprendiz de gestor asesorado por su consejero en cuestiones “business”, Avelino Castro (otro experto en chollos y desmantelamientos según consta en informaciones procedentes de Renfe y latinoamerica, mucho más avispado que Serrano y que sabe aprovechar su falta de capacidad).
Lo cierto es que Serrano, orientado por sus consejeros privados (no perder de vista algún consulting que asesora en la sombra), ha abierto el melón a la privatización y a la desamortización de un patrimonio inmobiliario centenario y que lo único que necesita es un estudio serio, riguroso y, sobre todo, HONESTO (alejado de intereses espurios) que defina y establezca cómo adaptar, aprovechar y utilizar esas instalaciones, primero atendiendo a las necesidades de Correos y después ponderando con criterios racionales y ajenos a otro interés que no sea el bien común, el uso o cesión de espacios disponibles (como ya se viene haciendo en algún edificio de Correos). Un apunte interesante sobre este asunto. Ni siquiera un Gobierno con mayoría absoluta del PP se atrevió a hacer lo que el señor Serrano está haciendo.
No es comprensible que una empresa pública, propiedad del Estado y de todos los españoles/as, con el aval del Gobierno, se esté deshaciendo de los edificios que está utilizando para prestar el servicio público postal que por ley tiene encomendado prestar a la sociedad. Son edificios en uso, ocupados por cientos de trabajadores/as y visitados por miles de ciudadanos/as a diario para hacer sus gestiones, y santo y seña del Correo Público en todos los rincones de este país.
Aunque mas allá de la noticia, cabe preguntarse el PORQUÉ de esta decisión, cuando el beneficio que tiene para el servicio público postal es nulo. Es por esto que, esta acción, para CCOO y UGT solo puede entenderse en el marco del mercadeo de Serrano, por ejemplo, para montar su “juguete” logístico (de ahí que se permuten edificios por terrenos industriales para Correos Express) o de otros intereses muy personales y muy políticos del propio Señor Serrano buscando “amigos políticos” que puedan valer para un roto o para un descosido en su futuro personal y político. Los trabajadores/as de Correos y los ciudadanos/as, difícilmente van a entender el silencio preocupante del Gobierno en este enjuague que, de ningún modo, puede entederse como una “opción progresista”.
Si para Serrano una solución para arreglar la maltrecha cuenta de resultados que provoca su nefasta gestión es la venta o el regalo de inmuebles (emblemáticos o no) que son el patrimonio de la empresa pública, además de una indecencia, para CCOO y UGT esto solo es una solución cortoplacista, que además pondría sobre la mesa TRES cuestiones:
– La primera, la absoluta INCOMPETENCIA personal de Serrano, al que le viene muy grande gestionar
un servicio público centenario con 55.000 trabajadores/as, y solo sabe hacer caja vendiendo el patrimonio, lo que es pan para hoy y hambre para mañana.
– La segunda, para Serrano “el ANTIGUO servicio público de Correos” no existe, y por tanto estamos asistiendo al primer acto de una futura y PREMEDITADA Y PAULATINA PRIVATIZACIÓN de Correos.
– La tercera. la SOSPECHA de que quien/quienes le nombraron en Correos para consolarle por su
salida inesperada del entorno presidencial tras su frustrada aspiración de ser jefe de gabinete en la Moncloa, deberían reflexionar y hacérselo mirar, por no haber previsto el destrozo que puede producir una persona que no tiene experiencia en gestionar lo público (ni lo privado), al que le importa un carajo lo público y las consencuencias económicas y sociales derivadas de sus actos. Y, sobre todo, a un personaje de ego y obsesión enfermizos por publicitarse, aunque para ello se gaste millones de euros (que no invirtió en mascarillas y EPI cuando los postalones lo necesitaban) para, de paso, intentar neutralizar en los medios de comunicación las críticas sindicales ante el, cada vez más claro, Plan de Desguace del servico público postal español.
CCOO y UGT consideran que -salvo que alguien con autoridad política lo desmienta- es el Gobierno el que tiene que determinar cúal será el proyecto de futuro para el Servicio Público Postal en España. El problema de la COVID que asola este país no puede ser obstáculo para que alguien solvente diga si es razonable dejar suelto, a su aire, a una persona que ha descubierto un juguete de 200.000 euros/año para jugar al palé con un Servicio Público (que aún existe), con una empresa pública con 55.000 personas con 2.000 millones de presupuesto y, sobre todo, con una historia, un prestigio y una cultura profesional adaptada a la innovación y a los cambios, innegable. Una cosa es reformar y modernizar y otra es desguazar. El Correo es de todos y todas. Y es hora de que el Gobierno de la nación y los partidos políticos expresen su opinión al respecto.