Más del 95% del aceite que se consume para cocinar en los hogares españoles es desechado por el desagüe. Esto provoca importantes perjuicios económicos y medioambientales, al mismo tiempo que evita que se le puedan dar a este residuo un segundo uso, como puede ser la fabricación de combustibles renovables o la elaboración de jabones.
Un solo litro de agua contaminada con aceite puede contaminar 1.000 litros de agua sin contaminar.
Los aceites y grasas alimentarias que vertemos en nuestros fregaderos provocan enormes bolas de grasa que atascan los colectores de las depuradoras. Como consecuencia de ello, el proceso de tratamiento de aguas residuales se vuelve más lento y costoso, además de generar malos olores en el entorno. El sobrecoste para solucionar este problema supera los 90 millones de euros al año en nuestro país.
Cuando esas bolas de aceite llegan hasta los ríos, mares y océanos, el daño es aún mayor, pues forman una densa capa de grasa en la superficie de los mismos que impide que el oxígeno la atraviese, con el daño que ello implica para la biodiversidad de esos entornos acuáticos.
Los ciudadanos deben evitar desechar el aceite por el desagüe, guardando ese aceite usado en recipientes que puedan después trasladarse a los puntos habilitados para su recogida y, de esta forma, hacer una gestión más adecuada de estos residuos e iniciar un camino que les permita a estos residuos convertirse en materia prima de nuevos productos como los combustibles renovables.
Así, un deshecho orgánico que puede provocar un daño medioambiental debido a una gestión inadecuada al final de su vida útil permite desarrollar un combustible renovable que ayuda a descarbonizar el transporte incluso con los motores convencionales. Un ejemplo claro de cómo la economía circular y la innovación se han convertido en herramientas clave para dar respuesta a los desafíos que presenta la lucha contra el cambio climático.
Jose Miguel Campos, experto del CSIC, afirma que de cada 100 litros de aceite reciclado se pueden obtener 80 litros de biocombustible. Pero además, del 20% restante, «un 5-10% se puede transformar en biopropano, un biogás equivalente al GLP que utilizamos en las bombonas de calefacción».
Repsol ha establecido punto de recogida del aceite de cocina usado en 150 estaciones de servicio de la Comunidad de Madrid gracias a la colaboración que vienen manteniendo la compañía multienergética y el gobierno regional. Además, por cada litro de aceite depositado, un saldo de 30 céntimos en Waylet, la app gratuita de pago y fidelización de Repsol.
Nuestra organización está a favor de una progresiva descarbonización de las economías, promoviendo fuentes de energía limpia que vayan sustituyendo a las fuentes de energía basadas en los combustibles fósiles, pero hasta que estas fuentes de energía limpias se implementen al 100% es necesaria toda medida que favorezca el reciclaje de compuestos contaminantes, como puede ser este caso concreto de reciclaje del aceite. En países como Bélgica se logra recolectar el 60% del aceite doméstico y, sin embargo, en España solo reciclamos un 4,2 %.
Es importante tener conciencia de que el aceite es un residuo altamente contaminante y tratar de darle un segundo uso, como puede ser la producción de jabones. Además, la Ley 7/2022 de Residuos, aprobada en abril del año pasado establece la obligación, a partir del 31 de diciembre de 2024, de recoger de manera segregada residuos aprovechables como los aceites de cocina usados. Es, por tanto, imprescindible ir tomando conciencia sobre este problema e ir dando los pasos necesarios para lograr un desarrollo sostenible de los recursos del planeta, cada vez más escasos. Así que NO tires el aceite por el desagüe. ¡Llévalo a un punto limpio!