La prevención de los incendios, que mayoritariamente se producen durante los meses estivales, debe comenzar en invierno. Es fundamental implementar planes que incluyan sensibilización, silvopastoreo, quemas prescritas y la eliminación de combustible, tanto horizontal como vertical, a través de prácticas silvícolas. Estas acciones reducen la carga de combustible en nuestros bosques, disminuyen los riesgos de incendios forestales, brindan «ventanas de oportunidad» a los servicios de extinción para intervenir cuando los incendios se descontrolan y fomentan la consolidación de población en esas áreas. Es importante gestionar los recursos, no solo cuantitativamente (extracción de biomasa, madera, leña, impulsando la economía local) sino también cualitativamente, ya que los beneficios para la biodiversidad, el mantenimiento de hábitats y el paisaje son incalculables.
Adjuntamos un documento en el que se dan unas nociones generales sobre la importancia de la prevención de los incendios forestales (ver).