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Los trabajadores de las universidades privadas, adaptados pese a todo

Los trabajadores de las universidades privadas que regulan sus condiciones laborales por los dos convenios colectivos de aplicación en el sector son los más adaptados a la situación extraordinaria creada por la crisis del coronavirus.

En el análisis por convenios, los trabajadores que vienen regulando su trabajo por el VIII Convenio colectivo nacional de Universidades Privadas, Centros Universitarios Privados y Centros de Formación de Postgraduados están teniendo una aparente buena adaptación, especialmente los de las universidades online. 

El último convenio colectivo firmado, que recogía un anexo específico para los trabajadores de las universidades online, está permitiendo un nivel de mantenimiento de la actividad docente de nivel similar al anterior a decretarse el estado de alarma. Respecto de las universidades presenciales reguladas por dicho convenio colectivo, la adaptación laboral está siendo igualmente positiva pero con algún punto de asimetría por lo referente a algunos centros de trabajo puntuales.

Lo más frecuente, según ha detectado el sindicato, es un elevado nivel técnico por parte de los trabajadores y universidades pese a la lógica diversidad de un sector con tanto centro de trabajo. Sin embargo, pese a la urgencia de la toma de decisiones que la emergencia ha requerido, no siempre se han dado instrucciones claras, y en ocasiones se han utilizado en exceso los grupos docentes de WhatsApp y se ha percibido una necesitad de más medios técnicos. Pese a estas situaciones prácticamente residuales desde el punto de vista cuantitativo, las de la normalidad del teletrabajo han sido las que han prevalecido.

Las vinculadas al XIII Convenio para los Centros de Educación Universitaria e Investigación también están teniendo un alto nivel de trabajo, tanto en lo laboral como en el servicio prestado al alumnado. 

De una parte, conviene destacar que los centros universitarios siguen mostrando un elevado porcentaje de seguimiento y cercanía al estudio del alumnado. De otra, es importante reconocer que las grandes y más prestigiosas universidades privadas están mostrando una solvencia incuestionable, así como buenas prácticas laborales permitiendo usar los medios electrónicos necesarios para el buen desarrollo del trabajo. Si bien en alguna otra universidad o centro universitario se ha detectado también algún caso en el que la organización del trabajo es claramente mejorable.

En ambos convenios, existen inquietudes comunes que generan intranquilidad que, con un carácter general desde la Administración, se tendrá que regular, como son las prácticas del alumnado o una adecuada regulación del final de curso.

La buena noticia es que con carácter prácticamente general se han evitado las decisiones laborales más drásticas y FeSP-UGT ha tenido mucho que ver mediante su información, seguimiento y colaboración para buscar las fórmulas más adecuadas.

FeSP-UGT insiste en que, cuando la crisis actual del coronavirus se deje atrás, planteará al conjunto de organizaciones representativas del sector la necesidad de abordar un Plan nacional sectorial de la Enseñanza Privada de inclusión tecnológica, para trasladar a los distintos convenios colectivos todas las buenas prácticas que ahora se están realizando y paliar las carencias que se detecten para regularlas y evitarlas si es preciso.

Por otra parte, FeSP-UGT, como sindicato mayoritario en las universidades privadas, muestra su satisfacción con la labor de los representantes de los trabajadores electos en la totalidad de los centros de trabajo universitarios de ambos convenios colectivos pues están teniendo un papel importante en todo este proceso de la crisis sanitaria del coronavirus.

 

 

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