La Conferencia de la Mujer organizada en Madrid por UGT Servicios Públicos ha concluido hoy con la intervención de Julio Lacuerda, Secretario General de UGT Servicios Públicos, quien ha puesto en valor la importancia de la elaboración de los planes de igualdad a los que están obligados las empresas con más de 50 trabajadores. Lacuerda ha precisado que el sindicato es y será riguroso y no firmará planes que no se correpondan con avances concretos, pero también se ha preguntado si el Gobierno puede llevar a cabo una política de esta naturaleza sin transferir los fondos necesarios para ello o reforzar la Inspección de trabajo.
Lacuerda ha reconocido el buen trabajo desarrollado durante este encuentro, que ha reunido durante dos días a más de 250 mujeres y hombres del sindicato de todo el Estado. El máximo responsable de UGT Servicios Públicos ha valorado los propuestas contenidas en el documento ‘100 medidas para la igualdad’ y ha animado a mantener ya proyectar esta lucha por la igualdad, “porque sois sindicalistas y os corresponde esa lucha”.
La Conferencia de la Mujer organizada por UGT Servicios Públicos bajo el rótulo ‘Esenciales: Servicios Públicos feministas para avanzar’, que hoy se clausura en Madrid tras dos días de debate y trabajo, ha hecho público un conjunto de ‘Cien medidas para la igualdad’, concretadas en diez ejes de trabajo, que dibujan una hoja de ruta para ayudar a construir unos Servicios Públicos feministas que permitan avanzar.
La primera mesa de debate de esta mañana, ‘Servicios públicos esenciales en la respuesta a la violencia contra las mujeres’, la ha abierto Pilar Fernández Pérez, fiscal adscrita a la unidad de violencia sobre la mujer, quien ha puesto de relieve el carácter sumamente inquisitivo que sigue teniendo para la mujer el procedimiento de denuncia de situaciones de agresión y acoso, por lo que llamó a cambiarlo.
Los juzgados de violencia de género no son exclusivos en todo el territorio, están saturados y eso hace que la respuesta no sea la que debiera, añadió. El procedimiento tiene que cambiar, porque no puede culpabilizar a las mujeres. Solo protegemos a las madres si protegemos a los hijos. Cuando se acredita la existencia de violencia contra la mujer, desde la Fiscalía se está impulsando la suspensión del régimen de visitas a menores. No puede pervivir esa situación de violencia.
A continuación, Ana de Miguel Álvarez, profesora titular de Filosofía Moral y Política de Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, se preguntó cómo es posible que la comunidad humana haya demostrado un enorme progreso científico, artístico y técnico y, sin embargo, el progreso moral haya quedado estancado. Ha habido un progreso, adujo, pero no tanto comparado con otros ámbitos, que guardan relación con la violencia contra la mujer.
Bajo su punto de vista, hay que conocer bien las causas de la violencia para poder erradicarla. Todo ser humano debe saber ponerse en el lugar del otro. Eso es lo que las mujeres hacemos con los hombres, añadió, pero no lo que los hombres hacen con las mujeres. “¿Cómo es posible la violación sexual?”, se interrogó. “No puedo, nos cuesta ponernos en el papel del hombre. Ellos se ponen en el lugar de su deseo y por eso se puede producir la violencia. Y ahí es donde tenemos que ir”.
Tras ella, Ada Santana Aguilera, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, aseguró que no hay datos que sustenten la hipótesis de que la actual generación de jóvenes sea más machista o que haya más violencia de género, por el sencillo motivo de que no hay datos de otras generaciones. “Las jóvenes están hoy más expuestas y a edades más tempranas. Al tiempo, hay más conciencia feminista. Es algo difícil de explicar. A la juventud les preocupa la violencia de género y el feminismo, pero conocen la teoría feminista comercial”. agregó.
Otro de los problemas es que las nuevas generaciones detectan muy bien la violencia de género clásica, la del ámbito familiar, doméstico, campañas que están dirigidas a gente de más de 35 años. “Pero que a las mujeres se nos deje entrar gratis en las discotecas también es violencia de género, pero de eso no se habla. Hay una enorme normalización de la violencia de género a través de los programas de televisión o de la música. Es imposible huir de esas letras machistas, denunció. “Hemos normalizado la escalofriante cifra de 1134 mujeres asesinadas en España desde 2003. En 2004 se aprobó la Ley de violencia de género, pero ¿qué ha cambiado en la educación de las generaciones más jóvenes? La coeducación no ha llegado a los centros educativos”, consideró.
Finalmente, Esther Sevilla, psicóloga y trabajadora de la red de atención a mujeres victimas de trata y en situación de prostitución, abordó las condiciones laborales de este colectivo, fundamentalmente feminizado, y regido por un convenio, el de intervención social, que apenas está por encima del salario interprofesional, y eso cuando, en el mejor de los casos, se logra una jornada completa.
Sevilla relató que los contratos acostumbran a ser temporales por obra. Con la misma cualificación, en otros ámbitos profesionales están cobrando un 50% más, criticó, para a continuación asegurar que, además, los pliegos de contratación no añaden mejoras por encima del convenio, unas mejoras que, cuando se producen, tampoco son permanentes. Tampoco hay beneficios adquiridos, ni antigüedad, trienios o pluses. Por eso, reclamó la mejora del convenio de intervención social para que se garantice unas condiciones dignas que no queden en manos de las Administraciones.
Tras la proyección de un vídeo de homenaje al trabajo de las empleadas y empleados públicos que relataron sus experiencias y sentimientos durante la pandemia, la Conferencia de la Mujer retomó el debate con otra mesa de análisis sobre la participación de las mujeres en el cambio social, en la que intervinieron Sara Berbel Sánchez, doctora en Psicología Social y gerente municipal del Ayuntamiento de Barcelona; Nina Parrón Mate, antropóloga, experta en género y violencias machistas; Pulqueria-Nchama Ndonhg Bindang, secretaria de Mujer e Igualdad de UGT Servicios Públicos – Exterior, y Matilde Fernández, socia de honor del Comité español de ACNUR.
A la hora de dirigir una mirada feminista en las políticas públicas, Sara Berbel afirmó que es imprescindible erradicar la injusticia en la distribución económica y en el reconocimiento, porque aquello que está peor pagado está menos valorado. “Las Administraciones gastamos dinero en iniciativas que movilizan emociones, pero que son pasajeras. Para que permanezcan, los cambios han de ser estructurales. En los primeros años, rememoró, la Administración era paternalista y asistencialista. Ahora el paradigma es acompañar y facilitar que las mujeres sean libres y autónomas. El hecho de ser mujer, prosiguió, no comporta tener conciencia de igualdad. “Por eso, es imprescindible que haya formación directiva obligatoria en temas de igualdad. La igualdad significa hacer cosas específicas para aquellos que son desiguales. De manera voluntaria, el mundo no cambia hacia la igualdad. Hay que seguir luchando”.
Por su parte, Nina Parrón Mate emplazó a las mujeres a defender los servicios públicos porque “nos va la vida en ello”. Los seres humanos por el hecho de nacer somos titulares de derechos, no de caridad, de beneficiencia, declaró. El Estado tiene que garantizar que los derechos de los que somos titulares se cumplen. “Y no creo que hayamos avanzado profundamente. Estamos a años luz de los servicios públicos que hay en otros países. El Estado no puede seguir externalizando los servicios públicos, tiene que dirigirlos. Tenemos que remunicipalizar los servicios públicos”, manifestó.
Tras ella, Pulqueria-Nchama Ndonhg Bindang precisó que el feminismo no ha dejado de ser una revolución, porque, cuando se introducen términos nuevos en las sociedades reclamando derechos para la mujer, los hombres se ponen a la defensiva. También aseguró que esos derechos que se reclaman no siempre los pisotean los hombres. “Nosotras mismas nos ponemos barreras en la lucha por nuestras libertades, como es el caso de algunas mujeres cuando tienen un poco de poder”. Además, alentó a proseguir una formación en igualdad que incluya a todos y todas.
Matilde Fernández Sanz cerró esta última mesa de análisis con la consideración de que desde que UGT creó en los 80 de la pasada década el Departamento de la Mujer se ha recorrido un camino inmenso, hecho sobre todo por las mujeres, no por los hombres, puntualizó. “Sigue quedando mucha tarea por hacer. Para seguir rompiendo techos de cristal, hay que poner en la agenda política las acciones que queremos llevar a cabo. Nosotras somos corredoras de fondo y son los hombres los que deben aprender a ser igualitarios”.