La primera ola de calor aterriza en la península y no solo hace estragos entre la población, sino que afecta y pone en “jaque” a nuestros montes. Todo ello sin que desde las administraciones autonómicas se haya hecho el trabajo que la situación climática y la ciudadanía demanda, y que la organización sindical UGT venimos reclamando desde hace años. Y no es otra que hay necesidad tener dispositivos de bomberas/os forestales como primera medida ante la evolución de los incendios forestales en España y la desestacionalidad de estos, sobre todo en regiones que les está afectando especialmente como es la cornisa Cantábrica,
El ministerio en su último informe avance estadístico de Incendios Forestales de este 2022, saca pecho de lo que sus CC.AA. hacen, puesto que son las competentes y quienes aportan dichos datos son ellas. Además, ensalzando el “bajón” en la superficie forestal afectada en este año con relación a la media y al año pasado 2021. Pero nada de que el numero de incidencias esta en los mismos valores que la media y muy por encima de los años anteriores, paradoja de que algo no se está haciendo bien, puesto que no todo es “EXTNCIÓN”.
Y mucho menos quiere reconocer lo que UGT Servicios Públicos viene denunciando en las diferentes autonomías: la temporalidad del colectivo de Bomberas/os Forestales, que hace no tener las plantillas al 100% todo el año, descuidando algo tan elemental como es la prevención, y no solo en cuanto a trabajos de adecuación y protección de las masas al Cambio Climático, sino en algo tan elemental como es la pedagogía, difusión e información en el mundo natural y rural, así como el apoyo a las emergencias que ocurran en esa “España Vaciada” de la que nadie se acuerda más que cuando hay elecciones. Pero no conformes con recortar en personal durante la anualidad, cada año se aferran a datos estadísticos que les inoculan sobre que es o no es necesario activar en riesgo medio o alto, a pesar de las sequias o de las olas de calor. Como tampoco creen necesario que estén la unidades de Bomberas/os y Forestales al completo aun estando ya en riesgo alto, sirviendo como ejemplo Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid, Castilla y León…
Y con esto, así nos va. Tenemos una primavera lluviosa, que nos inunda un monte de coloridas flores y verdes herbáceas, pero que con un mayo seco y junio de termómetros record, se convierten en combustible dispuesto a arder y nos traslada a los peores escenarios que nos podríamos imaginar: numerosos incendios forestales por todo el territorio nacional, medios insuficientes para hacerlos frente, cinco compañeros heridos entre los incendios de Sierra Bermeja, Hellín y Navaleno, faltas de EPIs, de formación, incorporaciones prematuras porque el fuego ya llegó, y un largo etcétera. Y todo ello en la primera quincena de Junio, todo ello casi arrancando un verano que como la sequía, como la ola de calor, ya advertían las agencias de meteorología. Al igual que desde este sindicato seguimos avisando que así no se pueden hacer las cosas, que el fuego no es un juego, ni una moneda de cambio presupuestaria, porque cuando se inicia, la emergencia ciudadana es una realidad.
¿Y qué hacen las comunidades autónomas y el ministerio ante tal problemática? Pues lo expuesto anteriormente, sacar pecho de los datos buenos, no regular al colectivo con el Proyecto de Ley Estatuto Básico de Bombero/a Forestal, “culpabilizar al otro cuando las cosas se ponen feas”, desviar la atención a la población civil con que los incendios de sexta generación están fuera de capacidad de extinción y desoír a las voces expertas que auguran a España como la nación más vulnerable frente a las emergencias climáticas que ya sufrimos con DANAs, Filomenas, inundaciones, olas de calor y frio, y como no los agresivos y devastadores Incendios Forestales que nos están por venir, y que hemos visto en los países vecinos europeos.
Desde UGT Servicios Públicos no seremos participes de este despropósito, y por ello seguiremos denunciando esta situación, luchando por el colectivo e informando a la población de quien es la responsabilidad cuando se queman nuestros montes, se producen desalojos o haya accidentados y fallecidos.