A pesar de los avances y conquistas de las últimas décadas en materia de igualdad entre mujeres y hombres, la violencia de género es la mayor expresión de la desigualdad, una violación de los derechos humanos de las mujeres y uno de los grandes problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad.
Gracias al trabajo de denuncia del movimiento feminista, y a las mujeres presenten en los sindicatos, organismos internacionales e instituciones se ha realizado un importante de trabajo de investigación que ha permitido desentrañar los mecanismos que explican este problema social, facilitar datos, desarrollar la prevención para el mismo, proteger a las mujeres que viven dicha situación y crear sociedades comprometidas con su eliminación.
Los estudios alertan que la violencia de género tiene importantes impactos en la salud física y mental de las trabajadoras. El estrés y el trauma que causa la propia violencia puede socavar la capacidad para trabajar, reducir la productividad, aumentar el absentismo laboral o que deban tomar bajas por enfermedades derivadas de dichas situaciones. Esa merma de capacidades deteriora las condiciones y la calidad del empleo y puede conducir incluso a la pérdida del mismo por parte de las mujeres, lo cual puede acarrear una mayor dependencia económica y minar la capacidad para dejar la relación. En ese sentido, se debe decir que el empleo es una herramienta clave para la autonomía y puede ser fundamental para afrontar y salir de dichas situaciones.
Las empresas y organizaciones tanto públicas como privadas, son agentes de cambio y pueden desempeñar un papel decisivo en la erradicación de la violencia de género. En el IMPRESCINDICIBLES de NOVIEMBRE queremos contribuir a garantizar un entorno laboral seguro, facilitando contenidos, información, herramientas, materiales y medidas para prevenir, acompañar y actuar contra la violencia de género en nuestros centros de trabajo.