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Carta abierta. No queremos seguir siendo héroes

 

En esta crisis sanitaria han aflorado las razones que justificaban las demandas que durante mucho tiempo el sindicato UGT había trasladado a las diferentes Administraciones Públicas de Euskadi. 

Servicios Esenciales, un concepto al que hoy todos damos un valor primordial, la sanidad y el trasporte sanitario, las residencias y la ayuda a domicilio, la limpieza viaria, el personal de Administración Pública, policia, educación, correos… nuestros “héroes” que están en primera línea contra el covid-19, a los cuales se les ha tenido y se les tiene sin recursos humanos ni materiales. 

UGT siempre ha mantenido una posición pegada a la realidad, sin caer en sensacionalismos, y por ello, a raíz de esta crisis, podemos y debemos afirmar que los dirigentes políticos en las diferentes Administraciones Públicas se lo tienen que hacer mirar y recapacitar. 

Deben abandonar el juego que mantienen con algunos sindicatos, tal vez por interés, y tomar conciencia de que esa es la mejor forma de no hacer nada. Sabemos que con la bronca ganan adeptos los unos y los otros, pero también está demostrado que no mejoran los servicios esenciales y al final perdemos todos y todas, porque los servicios públicos es un bien común y primordial para el estado del bienestar. 

Es triste que Gobierno Vasco, Diputaciones, y Ayuntamientos hayan despreciado asuntos tan importantes como el refuerzo de las plantillas para paliar situaciones de desborde sanitario, y aunque es verdad que esto nos ha sorprendido a todos, podemos asegurar que, como asegura el dicho popular, “otro gallo cantaría” si se hubieran atendido peticiones razonables realizadas repetidamente desde UGT en defensa de esta evidente necesidad de aumentar las plantillas de los servicios esenciales. 

Por nuestra parte nunca hemos buscado el conflicto de manera gratuita, siempre hemos intentado cargarnos de razón en nuestros planteamientos y, de hecho, ahí hemos estado firmando acuerdos para dar estabilidad a las plantillas sanitarias y asistenciales, negociando plaza por plaza para que no se reconviertan y se privaticen servicios públicos. Este proceder nos ha supuesto, por ejemplo, en Osakidetza, que debamos ver como otros se vanagloriaban de acuerdos de mejoras alcanzadas en pactos, como la Carrera Profesional, cuando previamente nos insultaron por firmar este Acuerdo, para después hacer de nuestros logros sus éxitos. 

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Desde UGT seguimos en la pelea, seguiremos defendiendo los servicios públicos tan alabados en estos días, pero tan despreciados por algunos hace muy poco, seguiremos poniendo en valor la importancia de la ayuda a domicilio y de las residencias para atender con dignidad a nuestros mayores y desde luego la importancia del control público de los servicios esenciales. 

La mala coordinación de las Administraciones Publicas con empresas privadas que realizan trabajos esenciales ha sido lamentable, y sirva también como claro ejemplo lo sucedido con el traslado de pacientes en taxis teniendo a trabajadores de trasporte sanitario parados, hecho denunciado por los propios trabajadores. Este tipo de actuaciones son avisos de los que ya hay precedentes, para desmantelar servicios públicos. 

Se ha exigido a las Empresas titulares de residencias que cumpliesen todos los protocolos de prevención y cuidados, en epis, en ratios, videollamadas, etc., y ni se les facilitaban los materiales, ni los refuerzos de contratación para atender a los usuarios. No se debe trasladar la responsabilidad a estas empresas sin atender a que ha sido y es la propia Administración quien ha generado este desabastecimiento de recurso materiales y humanos. 

Pero esto no ha pasado porque si. Ha sido terrible y nos ha superado la pandemia, pero sus consecuencias podían haberse paliado. Desmantelar los servicios públicos, priorizando la subcontratación nos lleva a que en un estado de emergencia sanitaria indudablemente aumente la falta de orden y coordinación y con ello el desconcierto también se multiplique. 

Desde UGT apostamos por el espíritu en positivo por lo que esperamos que de esta lección aprendamos algo, debemos reforzar los servicios esenciales y revertirlos a lo público. Se puede y se debe hacer. Conocemos las dificultades dada la extensión en la privatización que hemos tenido, pero necesitamos gobiernos valientes que miren a futuro y aprendan de los errores cometidos. 

Si tenemos gestores públicos que no saben hacerlo desde este pensamiento, mejor sería que se dediquen a otra cosa. No es comprensible que el trasporte sanitario no sea público, que el personal de ayuda domicilio este totalmente precarizado y abandonado a su suerte, dejando agonizar una labor que ahora hemos visto tan necesaria. Es imposible que se trasladen esos servicios a las empresas priorizando el precio a la calidad. 

Gobierno Vasco, Diputaciones, Ayuntamientos son responsables del deterioro de nuestros servicios públicos porque se ofertan al mejor postor, obviando que su objetivo empresarial viene priorizado por el beneficio y que nadie regala nada. Es evidente que si queremos buenos servicios públicos hay que invertir en ellos, hay que darles la importancia que tienen, pero no solo con palabras sino con hechos. 

Los servicios esenciales necesitan aplausos, pero no quieren ser héroes. Esos servicios son nuestros, son los de todos y todas. Queremos que se les ponga en valor, queremos que se invierta en ellos tanto como aplausos han recibido en estos días tan difíciles. 

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