Desde UGT queremos hacer un pequeño recorrido por la época de peligro alto de incendios forestales tan desastrosa como esta, y que lamentablemente nos vemos en la necesidad de arrojar estas cifras tan contundentes y alarmantes, y que nos ponen bajo la pista de lo que puede llegar a venir en los próximos años. Como ya sabemos en muchas ocasiones los datos pueden ser algo fríos, pero debemos recordar que tras ellos hay personas con nombres y apellidos, familias con hogares, muchos negocios, explotaciones ganaderas y agrarias, unos afectados directamente y otros de manera indirecta, también los relacionados con el turismo, modos de entender la vida y como no, nuestro patrimonio natural irreparable desde luego a corto o medio plazo.
El calentamiento global es una realidad, y por ello es más probable que se den condiciones más desfavorables si de extinción de incendios hablamos, en las que el número de olas de calor aumenta tanto en tiempo como en temperatura y así aumenta la probabilidad de riesgo extremo para este tipo de emergencias. Pero caeríamos en un error mayúsculo si esta problemática solo se la atribuimos a un único factor y no tomamos medidas en otros, como cambiar a un modelo diferente en la gestión de los motes, y aquellos que los cuidan y protegen como son los trabajadores que conforman el servicio de extinción, detección y prevención y los bomberos forestales, tan maltratados y olvidados en la gran mayoría de los casos.
Desde que se inició la campaña de extinción tenemos que lamentar hasta la fecha 8 víctimas mortales, de ellas 3 son Bomberos forestales y 5 personal voluntario y fuera del propio dispositivo.
También hay multitud de heridos, tanto BBFF como personas vinculadas a la ayuda de la extinción de los incendios de estos meses, algunos de ellos siguen en estado crítico y otros tendrán secuelas permanentes e irreparables para el resto de sus vidas.
Las pérdidas materiales y bienes humanos son extraordinarios, en los que nunca se vio tal número viviendas afectadas y calcinadas, fincas familiares y explotaciones ganaderas y agrarias.
Sólo en Castilla y León podemos señalar 235 inmuebles afectados durante julio y agosto, 42 son viviendas habilitadas (12 primera residencia y 30 segunda vivienda), además se han visto afectados otros 20 inmuebles en desuso, 155 construcciones como almacenes, naves o corrales y 18 naves industriales y agrícolas.
En estos días el número de evacuados de sus hogares y pueblos no tiene precedente, de la misma manera que el número de zonas confinadas, lo que nos debe de llevar a una reflexión profunda y cambiar el modelo de gestión del territorio.
El número de hectáreas quemadas en España hasta la fecha rozan las 400.000, la mayoría en el mes de agosto. A fecha del 29 de julio había computadas en torno a 42.000 hectáreas.
Según las últimas estimaciones de Copernicus (programa europeo de observación de la Tierra) las hectáreas quemadas en España durante el mes de agosto son en torno a 336.345, lo más sorprendente de este hecho, es que la gran mayoría de ellas, un 97% corresponden a Castilla y León, Galicia y Extremadura. Se reparten este dudoso honor de subir a lo más alto Galicia con 143.628 (43%), seguida muy de cerca por Castilla y León con 141.264 (42%) y en tercer lugar, ya más alejada Extremadura con 41.525 (12%).
En el presente año se han producido 60 grandes incendios forestales (GIF, más de 500 ha) que han sido los principales devoradores de hectáreas de todo el territorio nacional, si lo analizamos por provincias destacan en superficie meramente forestal cuatro sobre el resto, León (108.707ha) destacando Llamas de Cabrera con 26. 334ha, Ourense (104.322ha) con Chandrexa de Queixa 19.956ha y Seadur Larouco 37.970ha, Cáceres (34.700ha) con Jarilla 16.814ha y Zamora (32.711ha) con Molezuelas de la Carballeda y Porto.
El año 2025 será el año con más hectáreas quemadas del siglo XXI según datos del MITECO, para encontrar datos peores nos tenemos que remontar a 1994 con 437.607 hectáreas, pero recordamos que la campaña no acabo.
De estas hectáreas, 146.190, que son el 43% están dentro de la Red Natura 2000, diseñada por la Comisión Europea para la protección y conservación de la biodiversidad de la Unión Europea.
Si hablamos de especies en peligro de extinción, vulnerables o en algún régimen de protección las zonas son amplias y es que hay áreas críticas para más de 350 especies, algunas tan emblemáticas como el lince, oso pardo, urogallo o cigüeña negra.
El curso del agua y todo lo que conlleva también se verá afectado con el inicio de las primeras lluvias, la calidad del agua descenderá y afectara a la biodiversidad de los ríos y a las captaciones de los pueblos y ciudades rio abajo.
El arrastre de cenizas en primer lugar, y posteriormente por la falta de vegetación que termine de fijar suelo fértil arrastrará a los ríos infinidad de material que dará como lugar una acumulación de sedimentos contaminantes en miles de ecosistemas fluviales.
Con estas cifras y datos tan contundentes puestos encima de la mesa, las miradas se deben ir a las administraciones competentes en este sentido, que no son otras que las diferentes CC.AA. y que ellas hagan un ejercicio de autocrítica en lo que dentro del dispositivo de bomberos forestales conocemos como lecciones aprendidas.
UGT PROPONE: UNA GRAN GESTIÓN INTEGRAL, DONDE PREVALEZCA LA CONSERVACIÓN Y LA PROTECCIÓN DE LOS MONTES POR ENCIMA DE LOS BENEFICIOS ECONÓMICOS.
El cambio de mosaico de nuestros montes, masas forestales más resilientes y menos pirófitas, adaptadas a la nueva realidad como es en cambio climático.
Desarrollar (PEG) PUNTOS ESTRATEGICOS DE GESTIÓN, priorizando zonas por riesgos y vulnerables de iiff, por acumulación de combustibles, riesgos de infraestructuras, oportunidades de extinción (cortafuegos, fajas auxiliares en caminos, puntos de agua, clareo o entresacas en arbolado denso) realizar anillos perimetrales a las poblaciones y urbanizaciones para evitar interfaz (incendios urbano-forestales).
Hay que aprovechar mucho más los recursos naturales y potenciar la retirada de combustible de nuestros montes, fomentar el asentamiento rural a través del empleo, apoyar las actividades agroforestales y ganaderas, y también recuperando actividades tradicionales.
DEBEMOS APOSTAR POR UN DISPOSITIVO PROFESIONAL Y PÚBLICO DE PREVENCIÓN, DETECCIÓN Y EXTINCIÓN DE INCENDIOS FORESTALES. EL FUEGO, HOY EN DÍA ES UN NEGOCIO, SU GESTIÓN TAMBIÉN LO ES, Y DEBEMOS DE APOSTAR POR LO PÚBLICO Y LA CALIDAD DE SERVICIO, NO PUEDE PRIMAR LO ECONÓMICO AL PROPIO SERVICIO.